

Estoy ensordecido, y un zumbido pertinaz
molesta mis oídos.
Como puedo trato de caminar,
evitando tropezar con los escombros,
parece que la explosión fué tremenda.
Los pedazos volaron
en todas direcciones.
Tonto de mí...
Pensaba que jamás
esto sucedería.
Pero así fué.
Ni siquiera puedo armar todo otra vez.
Ni siquiera los pedazos sirven
para nada.
Y esa extraña sensación...
es lo peor...
es...diría...no sé.
Tomo algo que no reconozco
del suelo cerca de mi zapato.
Tal vez trae el aroma de alguna mañana,
de alguna vez...
Casi logra hacerme sonreír.
Pero, pucha...
me corté el dedo.
De él comienza a emanar
un líquido rojo, parece sangre...
Lo llevo a mis labios y lo pruebo.
Es extraño, no parece sangre...
Es amargo.
Sigo tratando de caminar
entre tantos destrozos,
pensando...
solo pensando...
como será...
ir por la vida...
ya sin sueños.
Escrita el 13 de Febrero del año 2000