martes, 28 de julio de 2009

El alcohol en gel remueve todo tipo de basura


Viajo en el subte, frente a mí, una mamá encantadora con dos de sus hijas, la menor de ellas en un cochecito, la mayor, sentada a su diestra. Cada tanto las observo, pensando en la ternura de la escena, rememorando la sensibilidad y dulzura femenina, la protección maternal y todas esas ideas que nos puede inspirar una visión como la que tengo ante mis ojos.

De pronto, se oye la voz de un niño que pasa vendiendo a dos pesos la unidad, paquetitos con gomitas para el pelo de múltiples colores.

Para mi sorpresa, la señora en cuestión toma de muy mala gana el objeto que se le ofrece, lo que me llama poderosamente la atención (el vendedor es un niño, la señora es una madre, por lógica yo creo que debiera pensar en las desventuras infantiles, en padres con dificultades, etc, etc).

Pasan un par de minutos, la niña sentada a su derecha intenta tomar el envoltorio con las gomitas para poderlas observar mejor.

La mamá se ofusca y grita:- No toques!! No ves que lo tenía ese nene!! Andá a saber que tiene!!

Mis ojos comienzan a abrirse y mi mente no da cuenta de lo que percibe...pero hay más.

Prosigue: -Dame el alcohol en gel! Rápido, buscalo! No, en ese bolsillo no, en el otrooo te dijeee!

Y presurosas comienzan a friccionar entre sus manos la sustancia milagrosa pensando liberarse con ello de todos los males a los que ha sido condenada la humanidad.

Luego regresa el infante recogiendo sus paquetitos o algún generoso óbolo, pero solo recibe una mirada de desdén desde las alturas de la superioridad sanitaria de una madre que se cree a salvo.

El vendedorcillo recoge toda su mercadería y se aleja con su circunstancia.

Yo empiezo a pensar luego de ver tan patética escena: ¿ De qué quiere protegerse la señora? ¿Del virus A (H1N1)? ¿De su temor a las diferencias? ¿De las culpas que podríamos tener por las desigualdades sociales? ¿O es que su aceptado por la gente miedo a enfermarse encubre justificadamente su desprecio por el prójimo y el egoísmo que su religión probablemente le perdone más adelante? Me acordé de un tal Pilatos...

Pasando a otro aspecto del mismo tema; el virus de la gripe A trajo dos actores de moda que fueron los protagonistas principales de esta tragicomedia nacional: el alcohol en gel y los barbijos.

Ambos fueron objeto de aumentos terribles e injustificados de precios, venta (como informaron los medios gráficos y radiales) posible de adulteraciones del primero, acaparación y reventa de los mismos, en fin, todo tipo de barbaridades que al comenzar a disminuír el miedo a enfermar fueron mermando también, para desesperanza de muchos vivillos que ven atrofiarse un nuevo medio de obtener pingues ganancias a costa de la ignorancia, el egoísmo y la inocencia de la gente, porque para mí no es más que eso.

También intuyo que muchos dejaron los barbijos cuando se empezó a escuchar que su uso no era eficaz para evitar contagiarse, pero sí para no contagiar uno al resto; resulta claro: ¿voy a gastar dinero para proteger al resto? la dejo picando...

En lo personal, no he usado barbijos y alcohol en gel más que para cumplir con normas obligatorias del hospital. No he resignado mi sonrisa como un medio de comunicación interhumano, y el contacto con la gente me sigue agradando. Con lavarse las manos, toser tapándose según nos enseñaron nuestros padres y las primeras maestras alcanza.

El resto es puro negocio.

El alcohol en gel no solo destruye al virus de la gripe, también remueve y saca a la luz la basura y las miserias humanas.


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