domingo, 31 de enero de 2010

El tráfico de animales es un acto moralmente incorrecto.


Existe una manera muy sencilla de saber si un acto es o no correcto y es colocarnos en el lugar del ser vivo al cual dirigimos nuestra conducta e inmediatamente después pensar como nos sentiríamos si alguien nos tratase de esa manera, tras lo cual debiéramos adaptar nuestro comportamiento hacia el prójimo.

En el conurbano bonaerense, próximo a las estaciones de trenes, de San Martín entre ellas, pueden encontrarse personas vendiendo pichones de psitácidos (loros y cotorras), de días de vida, sin emplumar, colocados en grupos de a 100 ejemplares en cajas de cartón, sin protección alguna contra el calor y sin que tampoco se les suministre agua y alimentos, lo que resultaría vital ya que a consecuencia de dicha carencia mueren en un estado de total desprotección.

Dichos animalitos fueron cobardemente arrancados de los nidos donde se encontraban cobijados junto a sus padres. Si un animal puede y debe ser considerado un ser inocente, estos que describo lo son en un extremo absoluto.

Solamente llegan a sobrevivir aquellos por los cuales algunos pagan elevadas cifras de dinero, siempre y cuando estén entrenados en el arte de asegurar la alimentación de un ave que ha caído de su nido ya que estos deben ser encuadrados en esta categoría. Los que hayan sido comprados y no puedan ser alimentados correctamente morirán de inanición al igual que los que lo hacen en las cajas en las cuales se los exhibe para su venta.

Luego de ver esa escena lamentable caigo en la consideración de la barbarie del ser humano, adivinando argumentos a favor, del tipo de catalogar a estas especies animales como plaga. Bástale solo una normativa de este tipo al hombre para cometer todo tipo de tropelías al amparo de la Ley y aún con la satisfacción del deber cumplido.

Todo ser viviente teme al dolor y al sufrimiento y valora su vida, por tal motivo esta debiera ser respetada en forma absoluta.

Si hipotéticamente apareciera una especie superior en la tierra que gradualmente nos dominara y sometiera a todo tipo de tormentos como a aquellos que sometemos a las especies animales: matanzas, torturas con fines de recreación (riñas de gallos, corridas de toros, etc), su utilización en circos; y nos viéramos obligados a perder la vida para alimentarlos (con la excusa de que su Dios nos puso en la tierra para ese fin) automáticamente nos surgiría la pregunta: ¿Porqué? ¿Quién dice quién es superior e inferior y con qué derecho? Pues yo hago la misma pregunta cuando veo ese comercio inmoral. ¿Acaso no son al igual que nosotros, seres vivientes que sufren, necesitan de sus padres como nosotros lo hacemos, por sólo hacer una pequeña comparación? ¿Con que derecho se los humilla, lastima, golpea y atemoriza, cuando solo les queda por respuesta someterse? ¿Con que derecho nos creemos superiores a ellos?

Tal vez una diferencia fundamental sea que ellos no manejan dinero y nosotros no solamente lo hacemos sino que además acostumbramos medir la vida con esa vara.

¿Que podemos hacer para subsanar esa situación?

En primer lugar no considerarlo un tema menor, por el contrario recordar el ponernos en el lugar del otro y ello nos llevaría a reconocer inmediatamente que es un acto incorrecto del que no podemos ser cómplices.

En segundo lugar y fundamentalmente considero que NO DEBEN COMPRARSE ANIMALES POR NINGUN MOTIVO, ya que la vida no puede medirse por dinero y si estos inescrupulosos no encontrasen compradores ese comercio se desvanecería.

Tercero y último, si se toma el valor necesario, denunciar estos casos a la Policía y a las Sociedades Protectoras de Animales.

Existen leyes que castigan severamente a las personas que ocasionan daños a los animales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los hombres no se respetan a si mismos ni a su hogar. Es logico y sin remedio que no respeten a otras especies.

Aunque siempre ahi ecepciones...

Etoile

Anónimo dijo...

"Aunque siempre HAY ecepciones....

:P

Etoile